martes, 12 de junio de 2007

MI VERDAD SOBRE “LA HORA DE LA VERDAD”


Por Pamela Palacios Pasapera, Jefa de la Unidad de Investigación





Del canal de las estrellas había pasado a la esquina de la televisión, algo así como pasar de un hotel 5 estrellas a un hostal de dudosa reputación (NO pagan, me decían) Y aunque esta no es una leyenda, sabía dónde me metía y no tengo nada que reclamar más que mi sueldo completo y el de mi equipo cada 30 días.
Allí tras esas lunas polarizadas de Holidey Inn había unas oficinas sin ventilación, con muebles viejos y disparejos, con baños que olían a berrinche y que me esperaban. Pero allí estaba yo inventando una oficina de la nada, buscando periodistas buenos, pero desempleados (que los hay) para armar un programa que por lo menos tenía un buen nombre: “La Hora de la Verdad”.
Llegué un 4 de abril – previa cancelación de un boleto a Buenos Aires- y 10 días después mi productor Alberto Rojas me anunciaba que el programa salía el 18 de ese mismo mes. Con cinco personas, un teléfono recién instalado y una caja chica cero balas, salíamos al frente.
Mariella Patriau, Beto Ortiz, Mónica Changa y Maritza Espinoza, serían los panelistas. Habían barrido con medio Lima en búsqueda del conductor, pero los directivos ya tenían día de estreno. Finalmente, una fantasmal Viviana Ausejo apareció para dirigir a una desafinada orquesta.
La palabra director no existía y debo confesar tampoco la de productor. Alberto Rojas, un tipo muy simpático, se encargaría de la producción de ¡Que país! y la Hora de la verdad”… ¡valgan verdades: de la producción del “Chavón”! (Aunque me lo niegue) Por su puesto (voy a cometer una infidencia) al mes, la ambulancia de Alerta Médica estaba en las puertas del canal para acudir a nuestro casi ausente productor que acababa de sufrir una crisis de pánico o de espanto, diría yo.
¿Me pregunto que tipo de programa puede hacer un canal sin un director de orquesta y sin un productor a tiempo completo? ¿Con unos directivos que no ven el programa, pero sí llaman por la mañana ha decirte que el rating es una mierda? Muy poco creo….De allí los disparos al aire del Ortiz, las histerias de la Chang y en fin, los gritos de unos sobre otros…
¿Por que continuaba yo allí? Debo confesar que tuve una semana de crisis donde llegaba a mi casa y me encerraba en mi habitación hasta el día siguiente. ¿Quizá porque no tenía otra oportunidad de trabajo?, ¿porque caería en depresión después de 3 meses de desempleo?, o ¿porque tenía un buen equipo de investigación que no merecía que los abandonara? Prefiero pensar en esto último, aunque no deja de pasar por mi mente la idea de abandonar como una rata este barco que lo han dejado hundir hasta las profundidades de los 3 puntos (Ni Belmont!!!!) Pero aquí estamos, pese a todos las plagas que han caído sobre este programa del cual no dejo de pensar que es una alternativa diferente para un horario engullido por el Frankestein creado por todos los peruanos: “La Urraca”.
Dicen que las cosas cambiarán, de hecho ya tenemos un productor a tiempo completo, un conductor que sabe cuándo y para qué intervenir y tres panelistas estables que prometen respetar a su conductor. ¿Qué pasará después? No lo sé, pero presumo que estas líneas no le caerán bien a más de uno y quien sabe no podré contar el final de esta historia.